viernes, 16 de enero de 2015

¿A JUGAR?

 ¡A jugar! Este ha sido el tema que hemos explorado esta semana y debo confesar que mi conocimiento sobre la relevancia del juego en la vida humana era muy deficiente.

Indagar en el tema, me llevó, como todos los temas anteriores que hemos tratado, a observarme dentro de mi rol de madre y como ser humano para llegar a la bendita conclusión de que eso de jugar, no se me da mucho. Ciertamente, mi hija juega, y mientras lo hace, mi mente me pasa un “Memo”, sobre los deberes pendientes: lavar los platos, adelanta almuerzo, haz las llamadas pendientes, revisa las redes…En fin la lista es interminable.

En este proceso de observación, me he podido detener y decirle a mi mente: Gracias por el recordatorio, y esta vez decido jugar, divertirme junto a mi hija. Acto seguido, el resplandor en los ojos de mi hija, al acercarme a su juego, me genera más plenitud que cumplir con el Memo que me pasó mi mente.

Jugar a lo que juega mi hija, contenerme de dirigir y controlar su juego, ha sido un gran camino para observarla, conocerla , admirarla, atenderla. Y también vale decir, para nutrir las necesidades de mi niña interior.


Descubrí que jugar es realmente terapéutico, sanador y liberador. De corazón lo certifico.

Como mamá, muchas veces invadida por el miedo, la rigidez y la increpante palabra Responsabilidad, me he negado el placer de jugar.

Que bueno ha sido, poder ver en estos últimos días que jugar es uno de los actos mas sencillos y placenteros que nos regala la pa/maternidad.
En mi caso particular, jugar es un catalizador de mis emociones, me permite darme un respiro en mi día para conectar con el amor que quiero sentir por mí y dar a mi hija.




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