domingo, 10 de agosto de 2014

¡Nuestra primera reunión!

La reunión giró en torno al tema de la Semana Mundial de la Lactancia Materna. Durante la misma, las redes estuvieron repletas de información y campañas para promover el “momento” de la maternidad que vincula y alimenta la diada Bebe-Madre. 


Cada vez que escucho o leo sobre el tema, mi cuerpo se estremece y mi ser busca “cambiar el tema”pues la culpa me acecha sin cesar.  Me pregunto, ¿qué me pasa? ¿Por qué le huyo a todos esos post, fotos, artículos y videos? Insistí en preguntármelo porque en realidad necesitaba pasar la página de “mi historia” sobre lactancia materna… que a decir verdad no se pareció a lo que en gran parte se promocionó en estos últimos días.



En este primer encuentro, “confesaba” que al recordarme amamantando era como estar en un cuarto obscuro lleno de monstruos con dedo índice gigante que me señalaban y me decían “tienes que darle todo el tiempo teta, no deberías darle fórmula, métele la chupa.  Ten cuidado con lo que comes, debes hacer dieta. Aguanta el dolor, es normal, pasará. Tienes que estar serena, sino le transmites tu angustia a la bebe”  Mi mente estaba atormentada, si hay algo que deseaba profundamente era darle lo mejor a mi hija, pero toda la información poco empática que recibí, la falta de apoyo y un terrible miedo a transmitirle mis angustias a mi hija a través de la teta o peor aun que le causara algún dolor en su estomago por algo que yo había comido fueron las grandes limitaciones que me mantenían confinada en el “destierro” a causa de no darle teta a mi hija tal como dicen que tiene que ser.
Lacte durante 4 meses, no exclusiva, si seguía exclusiva, mi hija la iba a pasar muy mal, y yo también por supuesto. Mi producción no fue suficiente para sus necesidades alimenticias. Hecho que también me lleno de culpa y frustración, de un miedo terrible a que mi bebe no estuviera suficientemente inmunizada como aquellos niños que toman teta ¡parejo!




Lo cierto es que mi  hija ha crecido sana. Tal vez con estas líneas termine de aceptar lo que no puedo cambiar: la verdad de cómo fue mi lactancia. La verdad de que a los 4 meses tuve que detenerla porque ya era poca la leche y grandes mis angustias. Quería para mi hija, una mama relajada, que la abrazara sin culpa y sin miedo mientras la alimentaba. Confieso que fue muy liberadora mi decisión. Me dio paz.



Nos  hemos encontrado con muchas mamas con historias parecidas a esta, inclusive sin poder llegar a dar teta, madres que según la teoría, no “hicieron lo correcto”, pero sé, que hicimos lo humanamente posible, desde nuestra verdad. Madres que no les gusta tocar el tema, por aquello de esos monstruos que señalan y llevan al destierro por malas madres. Y esta es la realidad, un gran número de madres, no llegamos a cumplir con “los estatutos” que señalan los expertos en Lactancia Materna.  Y ese grupo de madres al cual pertenezco, amamos como ama toda madre a sus hijos y en consecuencia merecemos post, artículos, videos, más empáticos, más parecidos a nuestras historias  Eso sería un paso a una información real para la maternidad y la lactancia, que conduzcan a soluciones reales para todas.



¡Qué maravilloso es la lactancia en libertad!

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