lunes, 15 de septiembre de 2014

Carta a la Esperanza.

Hoy me desperté pensando en tí. Sentía que no estabas, me decía a mí misma: "no te preocupes, ya llegará" para tratar de no llegar a la locura.

Lo cierto es que dude.

Incluso llegue a creer que te habías ido del país como muchas personas amadas lo han hecho, buscándote me imagino.

Y fue cuando sucedió. Entonces decidí escribirte. Contarte que hoy cuando veía a mi hija de tres años, con su amiga también de tres, jugar, cantar, correr y reír. Me di cuenta que si estas. 

Enterrada entre escombros de pesares, de noticias tristes, de angustias. Y que a través de las niñas que si te ven, has logrado comunicarte conmigo.

Es mi deseo sacarte de allí. Aunque hayan más terremotos dentro de mí. Quiero construirte una casa anti sismos. Con todo lo necesario para vivir a mi lado, en la luz de mi conciencia. Con bloques de amor, cemento de fe, tejas de buenas acciones, friso de respeto y ventanas llenas de valor.

Gracias por no olvidarme, gracias por ser como eres, perseverante y paciente. Gracias por estar en mi vida y contribuir para que pueda jugar, cantar, correr y reír junto con mis hijos queridos, y todo aquel que desee unirse contigo. Para recordarnos que si estas y que mereces una hermosa casa, anti sismos.



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